Érase una vez una manada de zorros que estaban ya hartos de tener que huir de las fieras de la selva. Entre esa manada estaba Oliver, el más pequeño.
El zorrito era muy listo, pero como era el más pequeño, nadie le hacía caso. Oliver siempre pensaba y pensaba trampas para que los tigres no pudieran comérselos, pero seguían sin hacerle caso. Hasta que se hartó y llamó a todos los animales pequeños que estaban en la misma situación que él e idearon un plan. Querían poner una presa falsa en la entrada de una cueva y cuando fuése a atacar dejar caer unas rejas que habían colocado.
Y así lo hicieron, crearon un peluche con su forma y esperaron a que el tigre picase en su trampa.
Mientras tanto, las manadas de cada uno de los pequeños animales, uncluída la de Oliver estaban buscándolos muy preocupados.
La buena noticia es que habían conseguido hacer lo que querían, cazar al tigre.
Por fin cada uno de los animales volvieron con sus manadas y toda la selva, excepto los tigres, que habían huído por temor, celebraron una gran fiesta con un buen manjar; tigre asado :(
FIN
