Érase una vez una familia no muy rica, más bien pobre.
Todos los años se tiraban todas las vacaciones de Navidad observando cómo todos sus vecinos se lo pasaban muy bien con los regalos y todos enfrente de la chimenea viendo la televisión y calentitos, cosa que ellos no podían hacer, ya que no tenían ni siquiera una buena manta para mantenerse calientes.
Pero eso iba a cambiar.
El padre y la madre buscaron un trabajo en una carpintería en la que cobraban bastante dinero, lo suficiende como para contratar a albañiles para construir la chimenea y para pasar unas buenas Navidades con una buena comida y unos buenos regalos.
Hasta que por fin llegó el día de Navidad, Nochevieja, Los Reyes Magos,etc. Al final eran ellos los envidiados por los demás vecinos del pueblo.
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